jueves, 20 de octubre de 2011

::: V A L O R E S :::

INTRODUCCION
Los valores no son normas de conducta, Las normas son regla para comportarte de un modo determinado. Las virtudes éticas se refieren especialmente a la actitud moral. Los valores éticos no son los bienes si no los de las personas y sus actos. No residen en las cosas sino en la voluntad, las intenciones y el propósito. La honradez también incluye el mantenimiento de una persona o compromiso y nunca intentar abusar de la confianza que depositan en su persona y sus actos.
 Virtud de ejecutar el deber, por tanto el hombre bondadoso realiza en actos sus convicciones manteniendo una insobornable lealtad consigo mismo y con el prójimo sus convicciones manteniendo una insobornable lealtad consigo mismo y con el prójimo.
Por tanto el hombre bondadoso realiza en actos sus convicciones manteniendo una insobornable lealtad consigo mismo y con el prójimo. La ayuda que se da cada invierno a las poblaciones traumaras del norte del país. Comparten su visión personal y gozan con nosotros de nuestras ocurrencias, el juego, el esparcimiento, el descanso, el buen humor e incluso la ironía.
El amor cubre ciertas necesidades como la comunicación, la convivencia, la recreación y la aprendiza.
La prudencia permite a los hombres perfeccionar sus propias actividades y perseguir su propio bien respecto al fin común de los que le rodean y de su vida misma.
El buen humor y la alegría están vinculados con las variables que tienen un impacto positivo en el bienestar El buen humor y la alegría están vinculados con las variables que tienen un impacto positivo en el bienestar, el autodominio, la competitividad y el optimismo de cada individuo. Son valores que pueden crear y fomentar los sentimientos de comunidad, cercanía entre las personas y control de los acontecimientos.” El autodominio, la competitividad y el optimismo de cada individuo. Son valores que pueden crear y fomentar los sentimientos de comunidad, cercanía entre las personas y control de los acontecimientos.”
La autoestima es uno de los valores fundamentales para el ser humano maduro, equilibrado y sano. Este valor tiene sus raíces y fundamentos en el núcleo familiar.
La fundamentación filosófica de los valores morales y cívicos debe ser ética y política, y nunca partidista ni ideológica. Tiene que apoyarse en una reflexión sobre la libertad, la responsabilidad y la moralidad humana con el fin de trasmitir al alumnado una visión de aquellos valores morales y cívicos que permiten una convivencia en paz y en libertad.
Recordemos que la justicia consiste en dar a cada uno lo que les corresponde.
DESARROLLO TEMÁTICO
Los Valores Universales
Cívicos Y Éticos
Los valores están presentes en el organismo, La personalidad, la sociedad y la cultura humana.
Los valores no son normas de conducta, Las normas son regla para comportarte de un modo determinado.
El termino valor no lo poseen los objetos en si.
Si no que estos lo adquieren gracias a su relación con el hombre, con el ser social.
Todos los seres humanos independientemente del grado cultural y de civilización poseemos un sentido ético o moral.
Este sentido esta ligado a los actos voluntarios pues los calificamos como buenos o malos.
La culminación del acto moral, así como también de los sistemas éticos, se logran al elegir las finalidades que se realizaran en la vida.
Son valores y reciben ese nombre por contener el valor que los hace deseables.
Las virtudes éticas se refieren especialmente a la actitud moral. Los valores éticos no son los bienes si no los de las personas y sus actos. No residen en las cosas sino en la voluntad, las intenciones y los propósitos.
Las virtudes prácticas tal como su nombre lo indica corresponden a la ejecución de la conducta, y sirven para vencer las contingencias y obstáculos de la vida.
La Honradez
De las virtudes la que se ha tenido en el mayor aprecio es la que prohíbe al individuo apoderarse de los bienes ajenos. Aunque este valor se desarrolla en una esfera económica también se aplica a otra clase de pertenencias. Y más ampliamente a la observancia de una conducta apegada al deber.
La honradez también incluye el mantenimiento de una persona o compromiso y nunca intentar abusar de la confianza que depositan en su persona y sus actos.
Un ejemplo clásico es la de un empleado fiel que pasa. Toda su vida al servicio de una empresa exitosa manejando grandes cantidades de dinero que pudiera tomar sin embargo, esto no ocurre a pesar de que su salario le coloque en situaciones precarias.
La Bondad
La principal virtud moral es la bondad, virtud por anatomasia valor supremo de la conducta. La moral es realización de lo bueno .De manera simple podemos afirmar que la bondad es la virtud de ejecutar el deber, por tanto el hombre bondadoso realiza en actos sus convicciones manteniendo una insobornable lealtad consigo mismo y con el prójimo.
El hombre bueno se impone un deber y lo cumple; nos encontramos con un hombre que cumple con su deber por respeto a si mismo y a la humanidad.
La Modestia
Esta virtud generalmente se entiende como un señalado recato y hasta cierto punto inhibición por las expresiones de si mismo; un individuo modesto es el que no hace gala de sus bienes o facultades esta virtud es la consideración de no lastimar al prójimo con un desplante que pueda causarle daño.
La Solidaridad
La voluntad de ayudar a los que necesitan y comprometieres con sus problemas es la definición del valor de la solidaridad.
La importancia de dicha virtud esta fuera de toda duda, dado que toda sociedad humana cuenta con sectores que siempre requieren ayuda.
En la actualidad, muchos ejemplos de solidaridad se dan en nuestro país, resaltando por su circunstancia, la ayuda que se da cada invierno a las poblaciones tarahumaras del norte del país.
La Amistad Y El Amor
Los individuos se integran en una unidad básica que se la familia y dentro de ella surge un sentimiento espontáneo y reciproco llamado amor, siempre esta presente; el amor crece cada día y es la fuerza moral que une a las familias y las capacita para resolver las dificultades toque enfrentar.
El valor de la amistad estriba en que personas diferentes crean lazos afectivos, dentro de esta relación surge un espíritu de respeto que nos permite tratar con cariño y dulzura a nuestros amigos. Pues gracias a ellos nos resuelven algunos problemas económicos y nos orientan a lo largo de toda la vida, comparten su visión personal y gozan con nosotros de nuestras ocurrencias, el juego, el esparcimiento, el descanso, el buen humor e incluso la ironía.
El Amor
Es un sentimiento abierto y positivo que se experimenta con respecto a otros individuos o también a otros seres como animales o plantas.
El amor es una fuerza de unión y armonía que mueve las cosas y las mantiene juntas amar y ser amado es placentero para los seres humanos, a través del amor suele obtenerse seguridad, confianza en si mismo y alegría al saberse importante, para otra persona. Además el amor cubre ciertas necesidades como la comunicación, la convivencia, la recreación y el aprendizaje.
El amor no solo esta presente entre los individuos como pareja, si no el amor entre amigos, el amor a objetos, el amor por ciertas actividades, el amor al prójimo y a dios.
La Amistad
Es una relación voluntaria, íntima y duradera, predominan en ella otros valores, tales como la solidaridad, el desinterés la reciprocidad y la independencia de diferencias sociales.
La Verdad
La verdad se ha fomentado siempre y quien la cultiva es considerada como una persona de alta calidad humana y moral.
Los conocimientos no simplemente se explican, sino también se aplican al mejoramiento humano. Cuando el saber es producido con esta intención se realiza una virtud que se designa como veracidad, indicando la virtud de buscar la verdad como valor humano; el investigador o descubridor impulsados por la veracidad son capaces de promover debidamente la mentira pues la sabiduría es un valor del espíritu de ciertos hombres.
Consiste en decir siempre la verdad esto es decir lo que se cierto, lo que se autentico y conforme a lo que sucede, como son las cosas sin aumentos ni disminuciones la verdad implica ser sincero, real hablar con la verdad implica a los seres humanos credibilidad y confianza para los demás lo que permite ser respetados y reconocidos como personas en las que se puede confiar.

La Prudencia
Es la capacidad que poseen los hombres para orientar su actuación en base al uso de la razón. Esto quiere decir que ante todo la razón debe gobernar los actos de las personas y no el sentimiento.
La prudencia permite a los hombres perfeccionar sus propias actividades y perseguir su propio bien respecto al fin común de los que le rodean y de su vida misma.
La prudencia gobierna a todas las de más virtudes y su función elemental es la de conocer los fines o propósitos para actuar de una manera correcta. Lleva a los hombres a tomar decisiones efectivas que aseguran éxito y buenos resultados, cuando se es prudente imponiendo la razón a nuestra existencia, las determinaciones tomadas estarán
Muy lejos de las apariencias, ficciones y engaños que suelen presentarse.
En la vida cotidiana esto lleva a lograr seguridad confianza en si mismo y aplomo para decidir y actuar cuando la razón predomina en nuestros actos se logra reducir los errores y fallas que se cometen.
La Responsabilidad Y Deber
La Responsabilidad es la virtud humana de responder con formalidad de ser capaz para tomar decisiones de dirigir una actividad de organizar a un grupo o de coordinar un todo.
Los seres responsables se caracterizan por imprimir a sus acciones seriedad, comprometiéndose consigo mismos y con los demás una actitud responsable es granita de buenos resultados.
El deber es todo aquello que puede ser exigido a una persona como cuando se exige una deuda, la palabra deber proviene del latín debitan que significa aquello.
Ser responsable implica cumplir con nuestros deberes ya sean, jurídicos, sociales o morales.
Los términos responsabilidad y deber suelen utilizarse como sinónimos de obligación
La Fortaleza
Es la virtud que permite a los seres humanos moderar y dominar sus pretensiones, ambiciones e impulsos respecto a metas y objetos difíciles de obtener, esta virtud permite actuar con determinación, firmeza y audacia, sin dudas ni titubeos al momento de tomar decisiones simples o complejas aquellas que se refieren a situaciones que representan un gran peligro o temor como la muerte.
El hombre con fortaleza puede vencer todos los peligros, obstáculos y penas que sele presenten, será perseverante, paciente y generoso sinónimos de fortaleza son el vigor, la energía, la resistencia y la lozanía.
La Lealtad
Se puede definir a la lealtad como un sentimiento o actitud de adhesión a algo que se externo a uno mismo.
Este sentimiento es acompañado de un deseo por apoyar o actuar a favor de aquello a lo que se es leal y bajo condiciones que incluso exijan cierto sacrificio .La lealtad es voluntaria quien la practica elige de manera libre hacerlo y sin presiones ni condiciones de ninguna especie.
La lealtad tiene un origen social.
La Libertad
La Libertad es una de las virtudes mas reconocidas y apreciadas por todos los seres humanos, no solo como facultad de desplazarse y de transitar sin impedimento , sino también como el poder para actuar y no actuar , para pensar y expresarse de tal manera, para decidir que hacer y como hacerlo .
La Libertad se siente en al medida que se hace lo que se quiere.
La Caridad
La Caridad es la dedicación activa a fin de promover la felicidad y el bienestar de los demás con el objeto de lograr esa felicidad y bienestar de tal manera total y no solo eliminar la miseria.
Aportar donativos es una acción muy aceptada por la gente permitiendo que muchas instituciones dependan parcial o totalmente de ellas para realizar sus acciones filantrópicas.
Se suelen organizar colectas como la cruz roja.


La Justicia
Es la virtud de dar a cada quien lo suyo.
Se considera que el trasgresor de la ley es injusto, mientras que quien actúa conforme ala ley es justo.
Para que su carácter sea aceptable, deberá respetar a los demás miembros de la sociedad a la que pertenece y acatar las normas de esa comunidad .La Justicia es una condición necesaria para que las relaciones humanas se desarrollen armónicamente en un ambiente de respeto, igualdad, rectitud y estabilidad.
Es la virtud entera y perfecta: Entera porque comprende a todas las de más virtudes y perfecta porque el que la posee puede servirse de ella no solo en relación consigo mismo, sino con los demás.
La Igualdad
Se refiere al trato que todas las personas deben recibir todos los hombres somos igualmente valiosos e importantes sin tomar en cuenta la raza, el sexo, la posición económica, la religión o la inteligencia.
Relacionadas de manera estrecha con la imparcialidad están, la indiscriminación.
La Igualdad de oportunidades, como la educación o el empleo, que deben distribuirse de modo igualitario entre todos los individuos.
El articulo 1* de la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano establece que todos los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos, mientras que el articulo 7* declara iguales a todas las personas para recibir dignidades, cargos y empleos públicos según su capacidad y sin mas distinción que la de sus virtudes y meritos.
La Templanza
Si la fortaleza es la virtud de moderar las ambiciones e impulsos respecto a situaciones difíciles.
La templanza lo es respecto a las metas u objetos de fácil obtención, la templanza debe moderar las tendencias más fuertes de los impulsos que hacen desear una cosa en el hombre, pues dichas inclinaciones siguen intenciones de la misma naturaleza: La alimentación y relaciones sexuales.
La capacidad de moderación y control que otorga la templanza permite a los hombres lograr un equilibrio, entre la exageración de estas pasiones y la anulación total de ellas.
Pues no se trata de negar su valor sino ubicarlo correctamente dentro del contexto general de las acciones humanas. Sinónimos de templanza son: La continencia, la moderación, y la sobriedad.
La Persona Integra
Una persona integra es la que cumple con su deber en cualquier circunstancia y durante de toda la vida.
La integridad no es una virtud momentánea, es el cumplimiento del deber de manera prolongada la cual matiza para siempre la personalidad del individuo.
La integridad consiste en aceptar un deber y apegarse a el en todos los actos de la vida.
La integridad de una persona origina que la vida social de este individuo alcance los más altos elogios que una sociedad puede brindar.
La Fidelidad
Valor que se extiende como la acción de no traicionar la confianza que nos deposita y permanecer a lado de lo que prometimos. La persona fiel encuentra en el cumplimiento de su deber una fuerza moral, que le une a sus compromisos y a las personas con las que estableció una relación social.
Dentro de las virtudes éticas encontramos otros valores, como son: La racionalidad, la lealtad, la erudición la buena voluntad, la seguridad, la cortesía, la disciplina, la caridad, la confianza, la paciencia y el respeto.
Toda sociedad anhela una vida mas justa para sus miembros y una convivencia de calidad.
Valores familiar

Los Valores familiares entre los miembros de una familia se establecen relaciones personales que entrañan afinidad de sentimientos, de afectos e intereses que se basan en el respeto mutuo de las personas.
La familia es la comunidad donde desde la infancia se enseñan los valores y el adecuado uso de la libertad. Las relaciones personales y la estabilidad familiar son los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. Es por esto que en la familia se inicia a la vida social.
Es en la familia donde se enseñan los primeros valores; valores que serán sustento para la vida en sociedad y a lo largo de la vida de la persona. Entre otros destacan los siguientes:


LA ALEGRÍA:
La alegría es un valor que se siembra primeramente en el seno familiar. Es en el núcleo familiar donde se procura que los miembros se ayuden unos a otros en sus necesidades, en la superación de obstáculos y dificultades, así como el compartir los logros y éxitos de los demás.
En el fondo lo que se fomenta es dejar el egoísmo a un lado, buscando el bien y compartir con el otro. Cuando nos centramos en nuestras preocupaciones y no estamos dispuestos a ayudar a los que nos rodean somos egoístas. El egoísta no suele ser una persona alegre. Es en este darse a los demás miembros de la familia donde se obtiene la alegría.
La alegría no depende de las circunstancias o de las facilidades que puede presentar la vida y tampoco consiste en tener cosas. Este valor tiene su fundamento en lo profundo de la persona, no es sino la consecuencia de una vida equilibrada, de una coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos, el tener una mente y un cuerpo sanos.
LA GENEROSIDAD:
La generosidad es uno de los valores que se fomentan en la vida familiar. Entendiendo por generosidad el actuar en favor de otras personas desinteresadamente y con alegría. Hacer algo por otras personas puede traducirse de diferentes maneras, por ejemplo, dar cosas, prestar juguetes, dar tiempo para escuchar y atender a otro miembro de la familia, saludar, perdonar.
Se notará una actitud generosa en una persona que se esfuerza por hacer la vida agradable a los demás miembros de la familiar.
EL RESPETO:
El respeto hacia los demás miembros es otro de los valores que se fomentan dentro de la familia, no sólo respeto a la persona misma, sino también a sus opiniones y sentimientos. Respeto hacia las cosas de los demás miembros, respeto a su privacidad, respeto a sus decisiones, éstas, por supuesto, adecuadas a la edad de la persona. Es en la familia donde el niño aprende que tanto él o ella como sus ideas y sentimientos merecen respeto y son valorados.
LA JUSTICIA:
La justicia se fomenta en el seno de la familia al establecerse lo que corresponde a cada miembro de la misma. Recordemos que la justicia consiste en dar a cada uno lo que les corresponde. Una persona que se esfuerza constantemente por respetar los derechos de los demás y le da a cada uno lo que debe, tiene la virtud de la justicia.
LA RESPONSABILIDAD:
La responsabilidad supone asumir las consecuencias de los propios actos, no solo ante uno mismo sino ante los demás. Para que una persona pueda ser responsable tiene que ser consciente de sus deberes y obligaciones, es por ello, de gran importancia que los hijos tengan sus responsabilidades y obligaciones muy claras. Por ejemplo, el niño debe tener claro que es su responsabilidad la calidad y el esfuerzo en sus estudios, que debe poner el mayor trabajo y empeño en esta actividad, en beneficio propio y en respuesta a la oportunidad que le brindan sus padres.
El desarrollo de la responsabilidad en los hijos es parte del proceso educativo, esto con vistas a la participación de los hijos en la vida familiar primero, y a la vida en sociedad después, de una manera responsable y autónoma.
LA LEALTAD:
La lealtad surge cuando se reconocen y aceptan vínculos que nos unen a otros, de tal manera que se busca fortalecer y salvaguardar dichos vínculos así como los valores que representan. La aceptación y el reconocimiento de este vínculo no se centran hacia el futuro, como una posibilidad, sino que es una realidad actual. Este vínculo no pasa con el tiempo, es profundo, suele madurar y fortalecerse a la larga.
Es en la familia donde surgen y se fortalecen este tipo de vínculos, por ejemplo, un niño pequeño aprende a ser leal al esforzarse por ayudar a los demás, al procurar hacer todo lo que pueda para cumplir con lo que sus padres le dicen que es bueno. Se muestra lealtad entre los hermanos al apoyarse, defenderse y ayudarse ante las dificultades, ante la amenaza de personas o circunstancias ajenas a la familia.
Conviene aclarar que ser leal a los papás, por ejemplo, no significa aprobar una conducta errónea de los mismos, sino el respetar y cuidar su buen nombre, se trata de ser sincero con ellos, además de ayudarlos a superar las dificultades.
Lo mismo ocurre al ser leal a la patria, esto no supone ocultar o negar los males y deficiencias que en ella puedan existir, sino el proteger, reforzar y participar en la vivencia de los valores de la misma.
LA AUTOESTIMA:
La autoestima es uno de los valores fundamentales para el ser humano maduro, equilibrado y sano. Este valor tiene sus raíces y fundamentos en el núcleo familiar.
Se entiende por autoestima la visión más profunda que cada persona tiene de sí misma, influye de modo decisivo en las elecciones y en la toma de decisiones, en consecuencia conforma el tipo de vida, las actividades y los valores que elegimos.
Desde niños vamos construyendo el concepto de nosotros mismos de acuerdo a los mensajes recibidos de nuestros padres, hermanos, familiares, amigos y maestros. Es la suma de la autoconfianza, el sentimiento de nuestra valía personal y de nuestra capacidad. Ésta se basa en la variedad de pensamientos, sentimientos, experiencias y sensaciones que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida, pero principalmente a lo largo de nuestra infancia y adolescencia.
Si queremos construir una personalidad fuerte y equilibrada, es de vital importancia que como padres hagamos sentir a nuestros hijos que son dignos de ser queridos con un amor incondicional, es decir, no condicionado a su comportamiento, calificaciones o actitudes.
Elevar la autoestima de nuestros hijos es de vital importancia, ya que contribuimos a que desarrolle la convicción de que es estimado y valorado, que es competente para enfrentarse a la vida con confianza y optimismo, y que es merecedor de la felicidad.

Hablemos de valores cívicos

De nuevo suenan tambores de guerra en la educación. Esta vez, a propósito de educación para la ciudadanía, una nueva asignatura que, en principio, no debería haber suscitado oposición alguna. Está recomendada por el Consejo de Europa, se imparte en muchos países de nuestro entorno cultural, gran parte de sus contenidos estaban ya incluidos en la asignatura de ética y, sobre todo, la sociedad exige a la escuela que eduque en valores cívicos a nuestros jóvenes. Sin embargo, la Conferencia Episcopal Española y algunas organizaciones conservadoras se oponen tajantemente a la asignatura, atribuyéndole intenciones perversas, adoctrinadoras y sectarias, por lo que se ven en la obligación de recomendar la objeción de conciencia, para no “colaborar con el mal”.

Así las cosas, se ha planteado un pulso entre la Iglesia y el Gobierno, del que resultará, sin duda, perjudicada la asignatura en cuestión. La seriedad del tema, que afecta a toda la sociedad, no sólo a la comunidad escolar, recomienda prolongar el debate abierto, estudiar con rigor todas las posturas y estar dispuestos a rendirse ante el argumento más fuerte, rendición que nunca es vergonzosa, sino noble.

Necesitamos también que la sociedad civil se implique en esta cuestión, para lo cual ha de tener la información necesaria. Por eso, voy a tratar de hacer un resumen pedagógico de la situación.

  1. La nueva ley orgánica de la Educación Nada más llegar al Gobierno, el partido socialista decidió cambiar la ley de Educación (LOCE), promovida por la ex ministra popular Pilar del Castillo.

El baile legislativo en temas de educación es irritante. Una de las propuestas más novedosas de la nueva ley, que según Peces Barba justificaba una legislatura entera, era la introducción de una educación para la ciudadanía.

La asignatura despertó recelos en la jerarquía católica, preocupada por la asignatura de religión. La LOCE  había dado una solución salomónica. Incluía una asignatura de ética común y obligatoria y, además, una nueva asignatura llamada sociedad, cultura y religión, obligatoria, pero con dos opciones: una confesional y la otra no confesional.

Que en secundaria se estudie el fenómeno religioso me parece sensato. El problema surgía porque esa asignatura era una exigencia para convertir en evaluable y obligatoria la enseñanza de la religión católica. Iba, por así decirlo, a remolque de ella, y eso alteraba el debate educativo. Creo que conviene separar los problemas y, cuando la polémica actual se calme, plantear la cuestión de los conocimientos religiosos que deben tener nuestros adolescentes. En Francia, nación laica por antonomasia, el debate está abierto desde que el informe ministerial solicitado al filósofo y escritor Regis Debray recomendara la introducción de una asignatura con contenidos religiosos. Y en Reino Unido existe una “educación espiritual”.

  1. La interpretación laica de la nueva asignatura Cuando comenzó a hablarse de la asignatura, algunos grupos de carácter laicista consideraron que educación para la ciudadanía nos liberaba al fin de la influencia religiosa, que consideraban nefasta. Afirmaron la falta de sentido de la palabra Dios y cosas semejantes.
             
Esta postura tampoco estaba justificada. En primer lugar, porque una de las obligaciones de la ética es la defensa de los valores comunes en una sociedad plural, en la que una gran cantidad de personas viven religiosamente.

La ética no es laica en sus finalidades, sino en su modo de legitimación, que es otra cosa muy distinta. La moral religiosa tiene su fundamento en la revelación. Por eso, a pesar de que para los creyentes tiene un valor universal, su fundamento es válido únicamente para ellos. En cambio, la legitimación de la ética procede de la razón, que es común a todos los seres humanos.

La Declaración de los Derechos Humanos –recogida y positividad en nuestra Constitución– es una formulación, sin duda todavía imperfecta, pero legítima, de esa ética universal. Y no debemos olvidar que defiende explícitamente el derecho a la libertad religiosa, de conciencia y de culto, siempre que no atente contra derechos fundamentales.

  1. La Iglesia y el derecho a la educación moral La Conferencia Episcopal considera que esta asignatura confiere al Estado el derecho de formar la conciencia moral de los ciudadanos, cosa que atenta contra el derecho de los para la nueva asignatura es el ámbito electoral. Desde la FERE se denuncia que “en este asunto hay mucha manipulación por parte de quienes quieren utilizar la educación con otros fines”.

Peligro de manipulación Salvador Cardús señala que “estamos ante un debate político en el peor sentido de la palabra” e Irene Martín, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid, afirma que “existe una clara instrumentalización política. Basta con recordar que cuando el PP estaba en el gobierno apoyó las diversas iniciativas llevadas a cabo en el seno del Consejo de
Europa para fomentar la educación para la ciudadanía en la escuela”. Pero más allá de que se haya buscado una vertiente electoral a la controversia, habría que analizar también si este tipo de tácticas influyen o no en los ciudadanos y si en realidad tienen utilidad para ratificar o modificar el sentido del voto. Para Pablo Oñate, catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Valencia, la polémica, en sí misma, “apenas va a cambiar las cosas. Servirá para confirmar posiciones”.

Coincide Daniel Ureña, de la empresa de comunicación electoral Mas Consulting, aunque apunta un elemento más. “Como la educación es uno de los temas que más preocupan a la gente, si algún partido, (especialmente el PP) sabe explicar sus posiciones de una forma sencilla, tendrá una oportunidad importante para ampliar su número de votantes”.

Pero habría una segunda lectura. En la medida que la polémica surge sobre terreno ya abonado, debería pensarse en qué medida está ayudando a que sedimenten argumentos previos. Como señala Ureña, “los teóricos de la comunicación hablan ahora del concepto de campaña electoral permanente, que se alimenta o bien de los logros del gobierno o de sus errores y defectos, resaltados por la oposición. Y este asunto se encuadra en ese marco de lucha por construir una imagen del oponente”. Desde esta perspectiva, Pablo Oñate asegura que “con el tipo de política de estirar la cuerda al  máximo que realizan (pero no exclusivamente) los dos grandes partidos, este tipo de debates sirven para que ambos bandos traten siempre de estigmatizar a sus adversarios”.

Un joven y un anciano participantes en un programa de convivencia entre
Generaciones



Un soldado español atiende a un inmigrante recién arribado a las costas de Tarifa


 En efecto, la Constitución protege el derecho de los padres a elegir la educación moral y religiosa de sus hijos. Pero este derecho ni es absoluto ni excluyente. El derecho fundamental es el que tienen los hijos a ser bien educados (lo que jurídicamente se llama“el superior interés del menor”), y eso impone deberes a padres, Estado, iglesias, medios de comunicación y al conjunto entero de la sociedad. Además, el sistema educativo tiene la obligación de formar la conciencia cívica de los alumnos, para hacerles conocer los valores éticos en que se funda nuestra democracia, los deberes y derechos, la necesidad de comportarse responsablemente, e ideas claras sobre la justicia y la solidaridad.

  1. Los peligros de un Estado educador Es verdad que un Estado que impusiera sus propias normas morales sería totalitario y peligroso. Estados moralizadores fueron el nazi, el marxista, y también los estados confesionales religiosos. Pero admitir esta asignatura no supone conceder ese derecho al Estado, sino, al contrario, formar a los ciudadanos para resistir las injerencias injustas del Estado.

La ética no es una moral que derive del Estado, ni siquiera un sistema de valores que deriven de la democracia, sino que es, precisamente, todo lo contrario. Es una norma a la que tiene que someterse también el Estado, y que evita que la democracia –como ha señalado Garzón Valdés– se convierta en una institución suicida. No olvidemos que cuando apareció la primera Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789 estaba dirigida a limitar los poderes de la monarquía absoluta, afirmando derechos de superior rango a los que tenía que someterse el poder estatal. Si podemos considerar que una ley puede ser legal y al mismo tiempo injusto es porque distinguimos por encima de la legalidad unos principios superiores de legitimación. Así pues, un Estado democrático debe educar la conciencia ética de sus ciudadanos como gran protección contra toda veleidad tiránica o desvío injusto.

5. Los contenidos de la asignatura La Conferencia Episcopal considera que la asignatura es relativista, positivista y defiende una ideología de género. Estas tres críticas son formulaciones distintas de una misma crítica fundamental: en esta asignatura no se hace una afirmación explícita de la naturaleza como fundamento de la ética.
El asunto es importante para la Iglesia porque su moral sexual está basada en la idea de que en la “naturaleza biológica” está impresa la voluntad normativa de Dios. Eso le permite condenar las relaciones sexuales no dirigidas a la procreación y la homosexualidad.

Pero esa idea de la naturaleza como código normativo encarnado resulta difícil de aceptar por razones que expuse en El rompecabezas de la sexualidad.

Encontramos en la noción de naturaleza lo que previamente hemos puesto en ella. Por ejemplo, en la naturaleza funciona la ley del más fuerte. El macho dominante se adueña del harén.

Esta visión biológica de la naturaleza podría justificar una moral machista y polígama. Ahora bien, eso no supone negar que cuando hablamos de ética estamos hablando de normas para la naturaleza humana, y no para la naturaleza angélica o la naturaleza perruna. Pero nos referimos a una idea de la naturaleza menos biologicista y más de acuerdo con la tradición aristotélica y tomista.

Lo que define la naturaleza humana es la inteligencia, la razón. Obrar conforme a la naturaleza es obrar conforme a los dictámenes de una inteligencia ilustrada, responsable, bien sintonizada con los valores, que se empeñe en crear un proyecto de vida común acorde con las necesidades y las expectativas del ser humano.

  1. ¿Y qué pasa con los profesores? Un último reducto de los críticos: “Una cosa es lo que dicen los programas y otra lo que van a decir los profesores”.

Como profesor, creo que este tipo de acusaciones desprestigia la figura del profesor, cuando lo que necesitamos es todo lo contrario. Dan por sentado que los profesores somos un hatajo de borregos que vamos a seguir consignas. No. La profesión docente tiene su propia responsabilidad y deontología. En la escuela sólo deben enseñarse contenidos que puedan justificarse universalmente. Me extraña que quienes estén preocupados por lo que hacen los docentes no se hayan interesado más por lo que se hace en las tutorías, donde se tratan, sin ningún tipo de programas, los asuntos más variados. Si el fondo del asunto fuera educativo, las tutorías estarían en el foco de atención.

  1. ¿Hay alguna salida? Los pulsos son peligrosos, porque tiene que haber vencedores y vencidos. Conviene volver al principio. Necesitamos educar a nuestros jóvenes en unos valores éticos, universales, en un pensamiento crítico, en una cultura de la responsabilidad y el esfuerzo.

Necesitamos que conozcan la estructura de la democracia, sus derechos y deberes, entre los que se incluye el de participación en la cosa pública. Las autoridades educativas deben cuidar de que esta asignatura tenga la solidez y el prestigio que merece, y preparar a los profesores adecuadamente.          
Sería estupendo que los padres colaboraran en esta asignatura con los profesores. Vamos a tratar temas educativos de excepcional interés para toda la familia: cómo resolver bien los problemas, los círculos de responsabilidad, los modos de convivencia. Necesitamos urgentemente borrar la fractura que hay entre escuela y familia, y ésta podría ser una buena ocasión.

Por último, la sociedad entera debe interesarse en cómo impartimos esta asignatura. Los educadores somos depositarios de una función social y debemos dar cuenta de lo que hacemos. Y también pedir cuentas a la sociedad si no nos ayuda. Una última cosa La ética no es enemiga de la religión. Tomás de Aquino distinguía entre “teología moral” y “moral filosófica” y pensaba que la teología tenía que aprovechar los argumentos de la filosofía.

A su vez, la filosofía tiene que atender y valorar lo que dicen las religiones, que son depositarias de profundas experiencias humanas. Se trata de que todos reconozcamos nuestras limitaciones, admitamos la complejidad de los asuntos y estemos dispuestos a aprender todos de todos.

Cuando hablamos de verdad sólo estamos hablando de búsqueda de la verdad, y cuando hablamos de la justicia sólo estamos hablando de búsqueda de la justicia. Me atrevería a sugerir a la Iglesia, tan preocupada por re evangelizar la sociedad, que una forma de hacerlo podría ser colaborar a la vitalidad y altura de la ética cívica. Así cumpliría la recomendación de los profetas cuando dicen: “¿Quién subirá al monte de Yahvé? El hombre de corazón recto, que busca la justicia”. Eso es lo que pretendemos formar: chicos y chicas de corazón recto que.


Niños y adultos plantan árboles a orillas del Llobregat para regenerar un entorno degradado.


Un grupo de voluntarios limpia una de las costas gallegas más afectadas por los vertidos del ‘Prestige’


Hay que educar a los jóvenes en unos valores éticos, en un pensamiento crítico, en una cultura de responsabilidad y esfuerzo.



LA EDUCACIÓN Y LOS VALORES CÍVICOS


RESUMEN
El presente artículo consta de dos partes; en la primera, trataré de explicar qué razones de diferente índole hay para la implantación de la nueva asignatura de "Educación para la ciudadanía y los derechos humanos" en nuestro sistema educativo; y en el segundo apartado, haré un breve análisis de los valores cívicos y de la ciudadanía.
LA EDUCACIÓN COMO TRASMISIÓN DE VALORES CÍVICOS
Uno de los temas que más polémicas ha suscitado en la reciente promulgada Ley Orgánica de Educación (LOE) ha sido, sin duda, el del nuevo Área de Conocimientos denominado "Educación para la ciudadanía y los derechos humanos". El debate ha traspasado la cuestión puramente académica hasta situarse en los últimos años en el centro del debate entre los principales partidos políticos. En este artículo voy a exponer brevemente cuáles son las razones que, en mi opinión, han llevado al Ministerio a reorientar la educación en los valores cívicos mediante la creación de este nuevo Área o materia. No pretendo descalificar a quienes defienden con buen criterio la transversalidad de estos valores y su necesidad de que impregnen la convivencia y la vida del centro educativo; sin embargo, sobre todo en los Centros de Enseñanza Secundaria, la transversalidad ha sido un fracaso y se ha hecho evidente que la reflexión y la práctica de los valores cívicos es una necesidad acuciante. Es cierto que todos los problemas de convivencia en una comunidad educativa no se van a resolver con una asignatura, pero también es preciso reconocer que puede ayudar a crear un mejor clima de convivencia en los Centros.
Las razones que avalan la necesidad de una educación ética y cívica basada en los Derechos Humanos y en los valores constitucionales son de diverso tipo: razones de orden educativo; razones de orden sociológico; razones filosóficas y razones jurídico-políticas.
La razones educativas a favor de la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos se basan en que en todas las épocas la educación siempre comporta una filosofía moral y política en sentido amplio; es decir, que toda acción educativa abarca lo cognitivo y lo axiológico y trata por tanto de formar según unas pautas morales y cívicas determinadas.
Por otro lado, es evidente que en la mayoría de los centros educativos ha fracasado la transversalidad como modo de trasmitir los valores a toda la comunidad educativa; ello no significa que la transversalidad no sea una idea buena; el problema es que ha resultado inviable en la mayoría de los Centros, sobre todo de Secundaria.
Por último, parece necesario que la democracia comience a ser explicada, analizada, reflexionada y practicada en los centros escolares porque es en ellos donde se forman los futuros ciudadanos y no existe ningún "gen" democrático que de modo espontáneo genere en las nuevas generaciones las conductas democráticas, la participación y el respeto a las ideas de los demás. El estudio y el aprendizaje de la democracia debería comenzar ya en las escuelas e institutos de nuestro país.
El segundo elenco de razones a favor de una educación ética y cívica es de orden sociológico. Es evidente que toda Europa y por tanto también España se están enfrentando a nuevos problemas, a nuevos retos sociales y culturales en el siglo XXI y para tratar de paliar los efectos de cierta problemática social y para prevenir conductas indeseables es preciso que los sistemas educativos eduquen a los niños y adolescentes en el respeto, la tolerancia activa y la solidaridad efectiva con los demás. Son hechos innegables reconocidos por todas las encuestas el creciente pluralismo moral y religioso en nuestro país, la progresiva secularización e indiferencia religiosa de los españoles, la exigencia de un diálogo intercultural que otorgue cohesión social a los diferentes grupos y la creciente desafección hacia la política y los políticos en muchos ámbitos de la sociedad española. No se pretende que el sistema educativo solucione todos estos nuevos conflictos sociales, sino que la reflexión sobre ellos ayude a comprender mejor los mismos y a crear una conciencia cívica y política que permita dialogar y pactar las soluciones adecuadas.
Una nueva serie de razones que abonan la idea de la educación para la ciudadanía y los derechos humanos se basa en consideraciones de orden filosófico, de filosofía moral y política. Toda ética personal va acompañada de una ética civil, de unos valores que surgen en el individuo y se trasmiten a la comunidad. Por eso no tienen razón quienes quieren imponer a todos su propia visión del ser humano y de la moral. La moral católica que ha imperado durante siglos en España no tiene ya legitimidad social ni política para pretender imponerse a toda la sociedad española. La ética civil, propia de un Estado democrático, ha de ser laica; es decir, neutral en cuanto a las religiones, aunque en absoluto incompatible con ellas y menos aún hostil a las mismas. En la época actual disponemos de un código ético de referencia que pretende ser universal y que se conoce como los derechos humanos. Los valores morales y cívicos contenidos en esa Declaración (1948) son comunes a toda la Humanidad pues se basan en la dignidad inviolable de toda persona humana. A mi parecer ésa es la base de cualquier educación ética y cívica en una sociedad democrática en el ámbito del sistema educativo.
Por último, existe una serie de razones de carácter jurídico-político que apoyan la conveniencia de esta nueva asignatura. La convivencia democrática tiene una base fundamental en nuestro país: la Constitución. Es el gran pacto político y jurídico sobre el que se asienta toda la arquitectura legal de España y todas las garantías contenidas en nuestro ordenamiento jurídico. Es preciso que los niños y jóvenes conozcan los principios y valores constitucionales recogidos en la Carta Magna porque son el marco en el que todos podemos convivir en libertad y en paz. No se trata de explicar en la escuela los artículos constitucionales como si fuese una especie de catecismo jurídico, sino de analizar la importancia del Estado de Derecho, el valor de las leyes y de las instituciones democráticas como el pacto de convivencia que los españoles nos hemos dado hace muchos años para garantizar los derechos de todos.
Todos los países europeos tienen en sus respectivos sistemas educativos una educación cívica que se realiza de modo transversal o de modo específico. En muchos casos son los profesores de Ciencias Sociales los encargados de impartirla. Eso indica que todos los estados democráticos europeos consideran un objetivo irrenunciable de sus sistemas educativos la formación de ciudadanos reflexivos, críticos, participativos y solidarios que colaboren en la construcción de una sociedad más libre y más justa. No se entiende por qué en España algunos se oponen a ello por razones ideológicas y partidistas, tergiversando además sus contenidos.
En España, la Institución Libre de Enseñanza (1876) y sus posteriores realizaciones fueron consideradas por la jerarquía católica como enemigas declaradas desde su misma fundación y durante muchos años. Como señala acertadamente Manuel de Puelles: Del mismo modo que Giner había hecho de la educación un proceso lento que abocaba a una transformación de la España de su época, la Iglesia consideró que la educación era el ‘sagrado campo' en el que habían de formarse las futuras generaciones cristianas que defenderían los derechos de la Iglesia y su concepción del mundo. El contenido ideológico de la educación se colocaba, una vez más, en el primer plano de atención de fuerzas contrapuestas.
Hoy día las cosas no han cambiado demasiado porque los sectores católicos más conservadores siguen viendo la escuela laica como algo condenable y digno de ser anatematizado. Los defensores a ultranza de la moral católica todavía no han aceptado que el pluralismo moral y religioso de la sociedad española es un hecho social innegable y que forma parte consustancial de la misma vida democrática. La tradición moral del catolicismo no es ya la única fuente de moralidad ni de espiritualidad de la mayoría de los ciudadanos de España y ello significa que el catolicismo ya no puede pretender inspirar las leyes civiles que regulan la convivencia en nuestro país.
LOS VALORES CÍVICOS Y LA CIUDADANÍA
Ya hemos señalado antes que los valores morales y cívicos deben basarse en los derechos humanos. En la Declaración de Derechos Humanos se alude expresamente al significado profundamente cívico que tiene la educación en la sociedad: La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todos las naciones y todos los grupos étnicos y religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz (Artículo 26.2)
A pesar de esta contundente defensa de esos principios y valores, en el Artículo siguiente (27), se defiende también que los padres tienen derecho a elegir para sus hijos el tipo de educación que quieren darles. Es decir, que se garantiza la libertad de las familias a la hora de elegir los valores morales que se quieran trasmitir en el seno de la comunidad familiar, con independencia de que los Estados tienen la obligación de educar a los niños y adolescentes en los valores cívicos y democráticos. Ahí radica el fundamento jurídico que fue también utilizado en la Constitución española para defender que el titular del derecho a la educación de los menores es el padre, la madre o el tutor. Y por eso las familias católicas españolas (vgr. la CONCAPA) argumentan siempre a favor de la libertad y se olvidan casi siempre de los otros valores constitucionales como el pluralismo y la justicia.
En la Constitución española de 1978 se retoman los mismos principios relativos al derecho a la educación, sobre todo en el Artículo 27 que está dedicado expresamente a ello. Pero la base ética y jurídica que sustenta todo el edificio axiológico de la educación española está ya contemplada en el Artículo 1º de nuestra Carta Magna, en la que se citan expresamente los valores superiores de todo el ordenamiento jurídico: Dicho Artículo reza así: España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Estos valores son, en realidad, el fundamento ético de todo sistema democrático y por ello cualquier ley educativa que se elabore en un sistema político de libertades y derechos tiene que respetarlos. Durante la transición política española se fueron perfilando los rasgos democráticos del nuevo sistema educativo, pero han sido la LODE (1985), la LOGSE (1990) y la LOE (2006) las leyes que mejor han desarrollado la plasmación de los valores constitucionales en el sistema educativo: el pluralismo, la igualdad y la libertad. Aún falta por desarrollar mejor, a mi juicio, la justicia y el pluralismo moral y religioso dentro del ámbito de la escuela pública.
Hay algunos sectores políticos en España que insisten solamente en la libertad de enseñanza se olvidan deliberadamente de que la desigualdad social, económica y cultural debe ser compensada mediante la educación pública y gratuita para todos. Son muchas las familias españolas que en la última década están desertando de la escuela pública en nombre de su libertad y gracias a su nivel económico; las escuelas y los institutos públicos se están convirtiendo progresivamente en muchas ciudades de nuestro país en ghettos donde se está marginando consciente o inconscientemente a la mayoría de la inmigración llegada a España en los últimos años. La libertad educativa no se está viendo acompañada de políticas que compensen los efectos indeseables del neoliberalismo; de ese modo, la selección social, económica y cultural del alumnado va a reproducir cada vez más la desigualdad y las injusticias de nuestra sociedad capitalista.
En nuestras actuales sociedades la influencia de la escuela es mucho menor que en siglos anteriores y la necesidad de educar al ciudadano en valores cívicos desde las instituciones educativas debe enfrentarse a nuevos retos y enfocarse de modo distinto. Si el Estado-nación ha sido hasta ahora el encargado de trasmitir una educación cívica y política acorde con su historia propia y sus instituciones democráticas, en la época actual la condición de ciudadanía ha adquirido nuevos perfiles ya que vivimos en un mundo globalizado e intercultural en el que las sociedades no son un reflejo mimético de los Estados-nación del pasado y además la coexistencia de múltiples códigos morales y religiosos exige una nueva ética universalizable.
En España, como en todos los países de la Unión Europea, se sigue hablando a los alumnos en la escuela de varios niveles de ciudadanía, pero no está claro que Europa sea ya la Europa de los ciudadanos y de los pueblos, sino que más bien nuestro continente político se presenta todavía hoy como la Europa de los Estados miembros que la constituyen. Peor es la situación todavía si se considera la realidad de una educación para una ciudadanía cosmopolita, cuando muchos ciudadanos del mundo no pueden disfrutar de los más elementales derechos y libertades individuales, cuando todavía son seres sometidos al hambre, a la enfermedad y a la incultura.
¿Cómo se puede definir la ciudadanía desde un punto de vista ético, jurídico y político? Como señalan acertadamente S. Giner y V. Camps la ciudadanía tiene en castellano una doble acepción que alude a dos conceptos: por un lado, el conjunto de hombres y mujeres que constituyen un comunidad política de personas iguales ante la ley, miembros de un Estado de Derecho y en segundo lugar, la condición que cada uno de nosotros posee de ser miembro de esa comunidad: es un atributo que nos confiere el derecho al voto, el de presentarnos a las elecciones, el de recibir subsidios y pensiones o atención médica (si está previsto por la ley), el de que nuestros vástagos acudan a la escuela pública, y así sucesivamente. Como el dios Jano de los antiguos, la ciudadanía y el civismo poseen una doble cara.
La noción de ciudadano y ciudadanía es evidente que alude directamente a la libertad y los derechos de las personas, a algo conseguido tras siglos de sometimiento a sistemas de gobierno antidemocráticos que no querían ciudadanos sino súbditos. Por eso en las sociedades democráticas es preciso dotar a la educación cívica de los instrumentos adecuados para llevar a cabo su tarea. Y esa tarea de educar en valores morales y cívicos tiene que estar fundamentada en los Derechos Humanos y en la Constitución democrática española.
La fundamentación filosófica de los valores morales y cívicos debe ser ética y política, y nunca partidista ni ideológica. Tiene que apoyarse en una reflexión sobre la libertad, la responsabilidad y la moralidad humana con el fin de trasmitir al alumnado una visión de aquellos valores morales y cívicos que permiten una convivencia en paz y en libertad. Pero no parece lógico ni posible que la educación ético-cívica se apoye en cosmovisiones cerradas y sustantivas del hombre y de la moralidad que se crean poseedoras de la verdad definitiva sobre el bien y sobre el mal. Se trata de fundamentar la vida social, el civismo, sobre valores universales que promuevan la tolerancia y el respeto hacia todas las personas, sea cual sea la religión, la ideología y la moral de cada uno. Por eso no es posible que las morales religiosas sean el eje vertebrador de la ética cívica ni la inspiración de las leyes civiles, porque no ofrecen valores universalizarles, sino doctrinas dogmáticas sobre el ser humano y morales heterónomas basadas en creencias subjetivas.
En mi opinión, la educación en valores cívicos tiene en nuestro país un referente común compartido por todos los ciudadanos, la Constitución de 1978. En ella están de modo explícito los valores de la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político (Articulo 1). En ella reside la garantía jurídica y la exigencia ética del respeto a todas las personas y la igualdad de todos ante la ley. ¿Qué significa eso a la hora de articular un curriculum de educación ético-cívica? ¿Cuáles han de ser los ejes curriculares sobre los que se debe apoyar una propuesta de contenidos cognitivos y procedimentales? ¿Qué se debe evaluar en una materia de este tipo?
Muchas de estas preguntas han sido contestadas en los Reales Decretos que legislan el Área de "Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos" en la etapa de Primaria y en la ESO. (BOE de 8 de diciembre de 2006 y de 5 de enero de 2007, respectivamente). En ellos se insiste en que aprender a convivir en el seno del sistema educativo es muy importante; la educación ético-cívica es un mandato de la Unión Europea como medio eficaz de prevenir futuros conflictos derivados de actitudes de xenofobia y de racismo. Es el sentido de la competencia social y ciudadana que debe concretarse en los Proyectos educativos, Planes de convivencia y en las materias de "Educación para la ciudadanía y los derechos humanos". La democracia como el mejor sistema de organización política tiene que ser conocido y apreciado y debe ser practicado en los Centros escolares; no basta con una asignatura para ejercitar la democracia, pero si nadie en la escuela da a conocer los valores, los principios, los derechos y los deberes que configuran la ciudadanía, entonces nuestro alumnado adolescente no sabrá apreciar la conquista de las libertades y derechos cívicos ni aprenderá a comportarse con respeto y tolerancia hacia los diferentes.
La educación en valores debe contribuir a formar ciudadanos (hombres y mujeres) que participen en la sociedad: el empeño democrático debe orientarse actualmente a propiciar un tipo de ciudadano y ciudadana, capacitados para convivir en sociedades abiertas y pluralistas, basadas en la tolerancia y en percibir la diversidad como una riqueza que contribuye a la mejora de la sociedad. En una sociedad plural, la educación tiene la posibilidad de mitigar los conflictos, promoviendo los valores que ayuden a las personas a convivir con persona de valores diferentes. Para ello es imprescindible buscar valores comunes compartidos por todos, como los derechos humanos.
Educación en valores es tratar de formar personas que sepan afrontar los cambios en su vida, llevando por sí mismos, de modo autónomo, las riendas de la misma. En estas sociedades complejas y en continuo cambio en las que vivimos, la educación en valores tiene como objetivo fomentar el desarrollo de una fuerte consistencia moral para afrontar situaciones nuevas en las que las reglas conocidas no dan ya una respuesta completamente clara. ¿Qué pasa cuando para una misma persona varios de sus valores entran en conflicto y tiene que elegir? ¿Qué pasa cuando sus valores entran en conflicto con los valores de los demás? ¿Qué ocurre cuando las reglas sociales no se comparten o entienden? ¿Qué valores universales tenemos de referencia?
La educación ético-cívica supone de la existencia de una formación específica para que todo el alumnado tenga:
  • Un conocimiento racional sobre la fundamentación de esos valores y de las normas de comportamiento derivadas. En ningún caso se puede ejercer el adoctrinamiento, ya que eso es contrario a los objetivos de la LOE y del sentido de la misma educación, que ha de ser crítica y fomentar la autonomía de los educandos.
  • Una reflexión crítica sobre los valores morales y cívicos, sobre la democracia y sus instituciones y sobre la fragilidad de los sistemas de convivencia humanos. Es muy importante que todos los sistemas educativos formen a los niños y adolescente en la cultura cívica y política, porque la democracia es un sistema de convivencia deseable y es preferible a cualquier forma de dictadura o de totalitarismo.
  • Una puesta en práctica en los centros escolares de proyectos educativos y planes de convivencia basadas en el diálogo, en la argumentación como método de resolución de los conflictos y en el respeto y la tolerancia positiva ante las actitudes diferentes, poniendo como límite infranqueable los derechos humanos. Los que insisten en que esta materia de "Educación para la ciudadanía y los Derechos Humanos" no resuelve todos los problemas de convivencia de los centros escolares tienen razón, pero no es menos cierto que la transversalidad ha sido inviable en la mayoría de los Centros de Secundaria. Un Proyecto educativo que integre el desarrollo de la competencia social y ciudadana en las Áreas del curriculum y las relacione con las demás competencias básicas es el ideal ético y cívico de cualquier sistema educativo, pero eso es todavía un horizonte difícil de conseguir; se tiene que luchar entre todos por lograr que los Centros educativos sean un lugar de convivencia intercultural en el que se armonicen los conocimientos y las actitudes diferentes y todo se resuelva mediante la argumentación racional y el diálogo respetuoso.
Elogio de la alegría

“El buen humor y la alegría permiten resistir la tensión y las presiones de cada día y están relacionados con las características personales que permiten sobrellevar y superar las experiencias más difíciles de la vida. Se ha hallado, incluso, que guardan una conexión con las aptitudes que permiten un mejor desarrollo social y académico. El buen humor y la alegría están vinculados con las variables que tienen un impacto positivo en el bienestar, el autodominio, la competitividad y el optimismo de cada individuo. Son valores que pueden crear y fomentar los sentimientos de comunidad, cercanía entre las personas y control de los acontecimientos.”

PRACTICA VALORES HUMANOS: Claves para ser feliz.
1.- La esperanza: mantén esperanza en un futuro mejor mientras luchas por lograrlo
2.- Amistad: Cultiva la amistad  serás más feliz
3.- La sinceridad: si eres sincera confiaran en ti cuando llevo mucho tiempo con rabia solo 1 cosa puede ayudare
4.- El perdón: quienes saben perdonar se sienten mejor  y si quiero lograr mis sueños necesito
5.- Perseverancia: quien insiste, aprende, y mejora y ¿Cómo podemos convivir mejor unos con nosotros?
6.-El respecto: respeta y aprende de lo diferente todos tenemos 1 corazón el respecto tiene que ver con el amor. Seamos creadores de un mundo lleno de personas respetuosas y viviremos mejor con el. Piensa y practica los valores humanos…tendrás mas serenidad..Tendrás más amigos…veras la vida mas positivamente..No vivas en la ignorancia… serás mas sabía…
¡Practicando los valores humano! serás mas feliz el mundo esta en tus manos
Honestidad Campaña de Valores Cívicos
Su primera enseñanza a no decir cuando alguna persona se le caí algo o lo pierde se lo guarda y eso no esta correcto por que la mama lo debería enseñar a entregar todo lo que no es suyo.
Su primera practica por que no le devuelve la canica a su amigo mejor la guarda y eso esta mal pues así se lo a enseñado su mama.
La última lo matan a media calle y su mama dice tan buen muchacho que era cuando ella le enseño muchas cosas malas. Pero ya para que si su hijo ya esta muerto y todo por que ella no le enseño hacer las cosa bien.
Y no hay que culpar a la escuela, no culpes a la calle, no culpes a los amigos,  todo se aprende en casa.
Nadie tiene la culpa por que en casa no se le enseñan los valores que les deberían inculcar para que sean unas personas de bien ya se dan cuenta ya cuando los hijos o hijas están muertos o son unos delincuentes de primera.
Mes de la honestidad.
Conclusión

De afectos e intereses que se basan en el respeto mutuo de las personas. Los Educadores somos depositarios de una función social y debemos dar cuenta de lo. Que hacemos. Y también pedir cuentas a la sociedad si no nos ayuda
Si queremos construir una personalidad fuerte y equilibrada, es de vital importancia que como padres hagamos sentir a nuestros hijos que son dignos de ser queridos con un amor incondicional, es decir, no condicionado a su comportamiento. Pues no se trata de negar su valor sino ubicarlo correctamente dentro del contexto general de las acciones humana.
 El amor no solo está presente entre las pareja, si no el amor entre amigos, el amor a objetos, el amor por ciertas actividades, el amor al prójimo y animales pero si nadie en la escuela da a conocer los valores, los principios, los derechos y los deberes que configuran la ciudadanía.
La moral religiosa tiene su fundamento en la revelación. Por eso, a pesar de que para los creyentes tiene un valor universal, Desde niños vamos construyendo el concepto de nosotros mismos de acuerdo a los mensajes recibidos de nuestros padres, hermanos, familiares, amigos y maestros no sólo respeto a la persona misma, sino también a sus opiniones y sentimientos para enfrentarse a la vida con confianza y optimismo, y que es merecedor de la felicidad Ser responsable implica cumplir con nuestros deberes ya sean, jurídicos, sociales o mórale ,Las virtudes éticas se refieren especialmente a la actitud moral.
Los valores éticos no son los bienes si no los de las personas y sus actos. No residen en las cosas sino en la voluntad, las intenciones y los propósitos educativos sean un lugar de convivencia intercultural en el que se armonicen los conocimientos y las actitudes diferentes y todo se resuelva mediante la argumentación racional y el diálogo respetuoso.
En la vida cotidiana esto lleva a lograr seguridad confianza en sí mismo y aplomo para decidir y actuar cuando la razón predomina en nuestros actos se logra reducir los errores y fallas que se comete.

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